Es la ley de la vida que cada vez que se nos cierra una puerta, se nos abre otra.
Lo malo es que con frecuencia miramos con demasiado ahínco hacia el pasado y añoramos la puerta cerrada con tanto afán, que no vemos la que se se acaba de abrir.
El camino hacia el triunfo se vuelve solitario porque la mayoría de los hombres no está dispuesta a enfrentar y vencer los obstáculos que se esconden en él.
La capacidad de dar ese último paso cuando estás agotado es la cualidad que separa a los ganadores de los demás corredores.
Lo malo es que con frecuencia miramos con demasiado ahínco hacia el pasado y añoramos la puerta cerrada con tanto afán, que no vemos la que se se acaba de abrir.
El camino hacia el triunfo se vuelve solitario porque la mayoría de los hombres no está dispuesta a enfrentar y vencer los obstáculos que se esconden en él.
La capacidad de dar ese último paso cuando estás agotado es la cualidad que separa a los ganadores de los demás corredores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario